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viernes, 2 de junio de 2017

El frisado sin cemento: del acabado gris a la pintura final en 4 días

Por Carlos Miguel Molina Manzano

Obtenga acabados perfectos en sus paredes en menos tiempo y de forma más limpia.

Una de las etapas de la construcción que genera más sucio y desperdicio es el frisado y mezclillado de las superficies de mampostería, coloquialmente llamado el “encamisado”, que no es más que el recubrimiento previo que las deja preparadas para el acabado final. Es además de las partidas que más tiempo consumen, ya que está asociada a procesos lentos de fraguado de cemento. Ligado a ello, la posible aparición de fisuras y grietas, producto de la retracción del cemento cuando fragua, puede generar aun más gastos y tiempo adicional para corregirlos.
Ante los retos tecnológicos que se plantean al sector construcción, surge esta técnica del frisado sin cemento, contrapuesta al tradicional mortero húmedo. El experto en el área Carlos Miguel Molina Manzano, especialista de la empresa Proarca, explica que “este tipo de frisado consiste en la sustitución del mortero de cemento por láminas de yeso estandar o fibrocemento, ancladas sobre un sustrato poroso (muros de mampostería, pantallas de concreto, columnas, etc), gracias a un adhesivo especialmente diseñado para esta aplicación, de la marca Glypac®”. La técnica está recomendada para espacios interiores e inclusive en zonas húmedas como cocinas, baños y lavanderos, en cuyo caso se recomienda emplear láminas de yeso resistentes a la humedad.


Acabados finales y confort térmico
Explica Molina Manzano que la técnica consiste en adosar las láminas de yeso a la superficie con un pegamento especial, que actúa como una ventosa entre el bloque y la lámina, generando un agarre inmediato y permitiendo realizar ajustes para el correcto ajuste de la superficie hasta una hora después de aplicado. “Adicionalmente contribuye al confort térmico y acústico de los espacios en vista de que se genera una pequeña cámara de aire entre la lámina y el muro pre existente, lo cual elimina el puente térmico y mejora el aislamiento acústico” apunta el especialista. 
Explica Molina Manzano que luego de la aplicación de este frisado se puede colocar una primera mano de pintura en 4 días, e inclusive en 24 horas siempre y cuando se combine con las masillas de secado rápido, mientras que el frisado tradicional puede requerir hasta 21 días dependiendo de las condiciones de humedad presentes en el ambiente.
En cuanto a la fase de acabado final de la pared, básicamente son los mismos que se utilizarían sobre una pared estándar de yeso, los cuales consisten en “el tratamiento de la junta con cinta de papel más mastique, instalación de esquineros y aplicación de dos o tres capas de mastique para interiores según el nivel de acabado especificado o si lo prefiere también puede aplicar cualquier revestimiento cerámico o pétreo en vez de pintura”.

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