Les comparto este interesante artículo sobre es sistema de sonido de la sede de la Filarmónica de Elba
El sonido se propaga con pureza gracias a las 10.000 placas de fibra de yeso en cuya producción se ha empleado papel reciclado. Ninguna de estas placas es igual, cada una tiene un diseño único y pesan desde 35 hasta 200 kilos, y las ondas rebotan en ellas siguiendo una patrón acústico perfecto.
Por: Benjamin
Koren
Fundador de One to One Studio
La historia de la Filarmónica del Elba, inaugurada en enero de
este año en Hamburgo, puede contarse, al menos, desde dos puntos de vista. Está
el más prosaico, el de un edificio presupuestado en 77 millones de euros cuando
comenzaron las obras en 2001, que ha terminado costando 789 y abriendo sus
puertas ocho años más tarde lo previsto. Esta es la historia de una pesadilla,
de una obra monumental que alberga en su interior dos auditorios, un hotel de
lujo, restaurantes, un museo y hasta 45 apartamentos; que provocó que la ciudad
tuviera que pleitear en los tribunales contra la empresa de los arquitectos
suizos Jacques Herzog y Pierre de Meuron, y que se llevó por delante al
entonces alcalde, el democristiano Ole von Beust. Son los riesgos, muchos
imponderables, que se afrontan cuando se construye uno de los edificios más
vanguardistas del mundo, levantado sobre un antiguo almacén de tabaco y cacao
en la orilla del río que atraviesa la ciudad y da nombre a la filarmónica. Y
luego está la historia de la proeza arquitectónica, de una obra que ha sabido
conjugar con maestría el ladrillo de la construcción original con el vidrio, y
que alberga una sala de 2.100 butacas que -gracias al trabajo del ingeniero
acústico japonés Yasuhisa Toyota, de Nagata Acoustic- tiene unas de
las mejores acústicas del mundo.
La tecnología ha tenido mucho que ver en la consecución de que
la música se transmita y suene en el auditorio central con una perfección
absoluta. Bien lo sabe Benjamin Koren, ingeniero de One to One, quien tuvo que
enfrentarse al complejo problema de programar un algoritmo que interpretara las
instrucciones diseñados por Yasuhisa Toyota, para lo que escribió un programa
con unas 20.000 líneas de código, corazón tecnológico indispensable para la
posterior construcción de los paneles acústicos que hacen la sala tan especial.
El sonido se propaga con pureza gracias a las 10.000 placas de fibra de yeso en
cuya producción se ha empleado papel reciclado. Ninguna de estas placas es
igual, cada una tiene un diseño único y pesan desde 35 hasta 200 kilos, y las
ondas rebotan en ellas siguiendo una patrón acústico perfecto. Incluso las
butacas, diseñadas en exclusiva para la sala por la empresa italiana Poltrona
Frau, cumplen la función de conseguir que la música suene exactamente igual con
o sin público.
Koren asegura que no existe en todo el mundo una experiencia
musical que pueda equipararse a la de asistir a un concierto en esta sala. Y,
además, defiende el proyecto general del edificio a pesar de los sobrecostes y
las polémicas: “La Filarmónica es sin duda un símbolo de la ciudad de Hamburgo,
y se ha convertido en un gran imán para los turistas”. Comprobar si tiene o no
razón no será fácil para la gran mayoría, ya que las entradas para toda la
temporada se agotaron rápidamente. El tiempo si triunfa la versión de la
historia en la que los gastos millonarios eclipsan a la música, o si Koren está
en lo cierto y el esfuerzo ha merecido la pena porque la expresión del arte con
mayúsculas no se mide en euros.
Edición: Noelia Núñez | Douglas Belisario
Texto: José L. Álvarez Cedenahttp://one.elpais.com/tecnologia-digital-la-mejor-sala-conciertos-del-mundo/
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