Por Carlos Miguel Molina Manzano
Una de las tendencias constructivas de
mayor difusión a nivel global es el uso de las fachadas ventiladas en
edificaciones. Aunque la aplicación de esta tecnología es de vieja data en regiones
escandinavas, en las últimas décadas se ha expandido su uso en climas
tropicales, dadas sus múltiples ventajas desde el punto de vista de ahorro
energético, menores costos de mantenimiento y mayor durabilidad de las obras.
Ideal
para el trópico
Esta técnica de
fachada ventilada consiste en aplicar
un revestimiento formado por una serie de paneles de fibrocemento de gran formato, dispuestos como una capa adicional
sobre la piel de edificio. Esta capa o cubierta genera una cámara de aire
abierta, por donde drena y ventila todo el exterior del edificio. Esta
disposición de capas mejora el aislamiento térmico y acústico, además de optimizar
la resistencia a la condensación y la protección contra el fuego.
Las placas para estos revestimientos
están hechas de fibrocemento, una mezcla de
cemento o un aglomerante de silicato de calcio que se forma por la reacción
química de un material silíceo y un material calcáreo, reforzado con fibras
orgánicas, minerales y/o fibras inorgánicas sintéticas. Este
material aporta múltiples beneficios a la fachada, por sus características impermeables, aislantes del ruido exterior y aislantes
térmicas; adicional a esto requiere muy poco mantenimiento (sobretodo en el
sustrato, reemplazo de piezas de soporte, sellos y anclajes), es de fácil
instalación y sus presentaciones son versátiles en cuanto a formato, forma o
color. Los costos de mantenimiento de este tipo de fachadas son
significativamente inferiores a los de sistemas tradicionales de manpostería
frisadas y pintadas.
El comportamiento de estas fachadas en latitudes tropicales es el siguiente: en días calurosos
los rayos solares se disipan sobre el sistema exterior de la fachada ventilada,
manteniendo refrigerada la fachada interna de la edificación; la carga térmica
que pasa a través de los paneles prácticamente se disipa por el efecto de
convección, producto de la ventilación forzada de la cavidad existente entre
las dos fachadas, haciendo que el incremento de la temperatura hacia el
interior de los espacio sea casi nulo.
Efecto
“paraguas”
En el caso de lluvia los paneles de
revestimiento de la fachada actúan como una barrera contra la lluvia,
manteniendo seca la mayor parte de la estructura del edificio y la poca agua que
pudiera ingresar a la cavidad interna, drenaría por gravedad. Cualquier resto de
humedad atrapada se elimina por el efecto de convección de la ascensión de aire
caliente y húmedo desde los niveles inferiores, hacia los superiores,
arrastrando aire seco y fresco, lo cual contribuye a refrescar la edificación.
La combinación
del uso de las fachadas ventiladas exteriores con los llamados “aislantes termo
acústicos” al interior del edificio, “se obtienen mejores resultados en términos
de prevención de condensación interna, eliminación de puentes térmicos y
protección de la estructura portante del edificio”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario